El comunismo, arraigado en los postulados de Karl Marx y Friedrich Engels, constituye una ideología profundamente ligada a la equidad y la colectividad. Formalmente presentada en el "Manifiesto del Partido Comunista" (1848), esta filosofía aboga por la abolición de la propiedad privada y la construcción de una sociedad sin clases.
Ser comunista implica respaldar estos principios esenciales. Los comunistas, diversificados en sus perspectivas, comparten la visión de un orden social más justo y la confianza en la capacidad de la comunidad para autogestionar sus asuntos, prescindiendo de jerarquías opresivas.
Karl Marx, venerado como el padre intelectual del comunismo, aportó un análisis crítico del capitalismo y propuso una sociedad basada en la propiedad común de los medios de producción. Este legado ha dejado una impronta perdurable en la historia política y social.
A lo largo del tiempo, el comunismo ha evolucionado y adaptado sus formas a diversos contextos. Su fundamento conceptual, no obstante, sigue atribuido a las contribuciones teóricas de Marx y Engels. Este legado intelectual continúa influyendo en el discurso político global y en la comprensión de las dinámicas sociales.
En términos de implementación práctica, hasta enero de 2022, algunos países que han adoptado formas específicas de gobierno comunista incluyen a China, Cuba, Vietnam y Corea del Norte. Estas naciones han experimentado interpretaciones y aplicaciones diversas del comunismo, y sus sistemas políticos han evolucionado a lo largo del tiempo, reflejando la adaptabilidad de esta ideología en diferentes realidades geopolíticas.

